
BIOGRAFIA HOMENAJE A JUAN POSADA
Mariano Aliaga
Juan Barranco Posada inició el paseíllo en este mundo el 24 de septiembre de 1931 en Sevilla y con larga cambiada creció en Huelva donde el desarrollo humano y taurino fueron paralelos, dando verónicas a las necesidades y faroles a las ilusiones. Quites a la vida.
Primer vestido de luces en Valverde del Camino el año 1941 clavando en lo alto a los impedimentos de entonces, cuando el atillo y los trastos se llevaban al hombro más pequeños que las ilusiones y más ligeros que la esperanza. Esa tarde compartió cartel con Litri padre, que por esos caprichos del tiempo fue testigo en su alternativa concedida por Parrita en Madrid el 14 de mayo de 1952. Brindis al futuro, luciendo el porte y la gallardía características suyas de torero, por dentro y por fuera.
Después de su triunfo en la misma plaza seis días después y acartelarse en Beneficencia, interpretó pases por bajo a monopolios, rematados con trincherazo al egoísmo para salir de la cara sacando el pecho de la independencia, airoso.
Pocas corridas como goteo destilado de su arte, para cambiar de mano en 1956 pasando al toreo periodístico donde también interpretó faenas con naturales profundos en prensa y adornos en libros, con premio Cossio incluido, marcados por la crónica exacta, ni dulce ni agria de quien cuenta sin cuento. Pases de pecho en Diario 16, RNE y finalmente en La Razón, recibiendo ovaciones sordas de admiración y respeto, pero además el cariño de sus compañeros que quisieron acompañarle en Tres Cantos en vuelta al ruedo final, para salir por la puerta grande con los máximos trofeos ganados, portado a hombros hasta la bahía de Santander donde las cenizas de un torero quedarán para siempre, como su recuerdo.
Adiós, Maestro.
Primer vestido de luces en Valverde del Camino el año 1941 clavando en lo alto a los impedimentos de entonces, cuando el atillo y los trastos se llevaban al hombro más pequeños que las ilusiones y más ligeros que la esperanza. Esa tarde compartió cartel con Litri padre, que por esos caprichos del tiempo fue testigo en su alternativa concedida por Parrita en Madrid el 14 de mayo de 1952. Brindis al futuro, luciendo el porte y la gallardía características suyas de torero, por dentro y por fuera.
Después de su triunfo en la misma plaza seis días después y acartelarse en Beneficencia, interpretó pases por bajo a monopolios, rematados con trincherazo al egoísmo para salir de la cara sacando el pecho de la independencia, airoso.
Pocas corridas como goteo destilado de su arte, para cambiar de mano en 1956 pasando al toreo periodístico donde también interpretó faenas con naturales profundos en prensa y adornos en libros, con premio Cossio incluido, marcados por la crónica exacta, ni dulce ni agria de quien cuenta sin cuento. Pases de pecho en Diario 16, RNE y finalmente en La Razón, recibiendo ovaciones sordas de admiración y respeto, pero además el cariño de sus compañeros que quisieron acompañarle en Tres Cantos en vuelta al ruedo final, para salir por la puerta grande con los máximos trofeos ganados, portado a hombros hasta la bahía de Santander donde las cenizas de un torero quedarán para siempre, como su recuerdo.
Adiós, Maestro.