LAS NUBES Y LA LLUVIA ECLIPSAN UN BUEN “CUADRI”
Burgos/ Crónica y foto:IrenefTodos los “cuadri -adictos” que nos desplazamos, atravesando un montón de Comunidades Autónomas españolas, cuando llegamos a la Plaza de Toros de El Plantío, en Burgos, para ver la lidia de los toros criados en Comeuñas, ya sabíamos sobradamente que íbamos a pasar dos horas con el corazón en un puño, puesto que el bache por el que esta atravesando la ganadería, tal como sincera y noblemente reconoce su criador, todavía no está totalmente superado.
Nobles fueron sus toros. Demasiado. No fue necesario por parte de los lidiadores el ...¡estar ahí…!, lidiando, bajando la mano. Ni por parte de los espectadores tampoco surgió ese …¡Ay ! a flor de labios, ese suspiro, esa emoción, que provoca la lidia de un toro encastado, fuerte y con poder.
A la corrida, de buena presentación, en general le faltó lo que a la gran mayoría de las ganaderías de hoy en día, transmisión. No se paró, no blandeó, no manseó, en ningún momento buscó las tablas y algunos toros como 1º, 4º y 5º humillaron, pidiendo más ligazón en los pases. Fueron manejables y no plantearon excesivos problemas a los toreros, pero evidentemente les faltó la emoción que los aficionados esperamos ver en la lidia de un toro bravo, en la lidia de un gran toro.
Hacía tiempo que no se veía anunciada con “ los Cuadri”, una terna tan atractiva. Juan José Padilla, Luís Bolívar y Salvador Cortés. Cortaron orejas y pudieron cortar más, de no ser porque con los aceros estuvieron a nivel de inexpertos alumnos principiantes de Escuelas Taurinas.
El debut de Luis Bolívar propició los mejores momentos de la tarde. Siempre dándole la distancia adecuada, en faena a más. Buen toreo al natural, adelantando la muleta, creando un toreo profundo y variado en los remates. No se reflejó su buena labor con la obtención de trofeos, por fallo en el descabello.
Padilla, en su primero que metía bien la cara, humillaba y tenia buena embestida puso voluntad y entrega. En el cuarto de la tarde conectó rápidamente con el tendido de sol, echando mano del toreo efectista que tanto hace disfrutar a sus admiradores.
Salvador Cortés en su primer toro, después de brindar a un aficionado y en una única tanda por el pitón derecho, soportó un arreón hacia los adentros que le hizo desistir de inmediato, pasaportando al toro de una forma muy poco ortodoxa. En su segundo toro quiso saldar la cuenta que dejó pendiente y con el mejor toro de la corrida, un gran toro, realizo una buena faena cuando el cielo se abría para dar cuenta de un impresionante diluvio.
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