SEVILLA: DANIEL LUQUE, UN DIABLO EN EL INFIERNO
MARIANO ALIAGA / HIDROCÁLIDO
La feria circula como trasladados al “infierno”, postizo añadido al Real lleno de cacharritos, noria y montaña rusa con vagoneta que primero subió tranquila la pendiente de los aburrimientos toristas para bajar con vértigo gracias al impulso de Juli y Manzanares haciéndonos circular boca abajo igual que pusieron la plaza.
Llegaron después tres días más de relajamiento plano en recta infinita, tal como llegan algunos al tendido después de excesos de manzanilla o rebujito en casetas a mediodía. Esos a los que ayer la actitud de los toreros, sobre todo Luque, fastidiaron el puntito en que se desea ausencia, porque se empeñaron en ser ellos la atracción en lugar de las del “infierno”.
Enfrente toros de Torrehandilla y Torrehebreros, con pitones enrojecidos parecían diablillos, pero solo de apariencia porque resultaron faltos de raza aunque nobles, que pudieron inclinar la balanza del lado soporífero por el peso de la mansedumbre, de no ser por la actitud de los de luces. Una excepción, el primero de la tarde, con clase y duración, importante, humillando en la muleta al galope. El resto rajados, unos antes y otros después.
Lidió El Cid a ese primero con buena técnica y poco lustre. Un Cid tránsfuga porque antes dominaba con la izquierda y ahora domina con la oposición, consiguiendo por la derecha las mejores tandas. Más decisión y cercanía faltaron al torero de Salteras conformándose con una faena correcta, necesitada de ambición para cortar un par de orejas que se quedo en la mitad después de buena estocada. Si le sirve, bienvenida sea.
El cuarto titular fue devuelto por la escasa paciencia del presidente sin esperar a una posible recuperación tras una primera vara que no pudo tomar. El sobrero del mismo hierro, sin fuerzas ni opciones de lucimiento. En el recuerdo, el que volvió a toriles.
Cayetano salió con ganas luciendo variedad con el capote en quites y galleos hasta el caballo. En el segundo de la tarde no apretó el acelerador y se rindió ante la mansedumbre expresa. Con el quinto derrochó voluntad descalzo, porque deben ser las zapatillas culpables de amplias distancias y cortos valores. Sintiéndose ligero afloró la vena con glóbulos de apellidos mostrándose muy firme ante un animal incierto al que no dudó un milímetro, incluso en tablas ya rajado, para robarle algunas tandas de mérito con las que hubiera cortado una oreja de no pinchar el primer intento aunque luego enterró el estoque, quedando en vuelta al ruedo tras petición.
Daniel Luque sobresalió por encima de sus compañeros mostrando una gran disposición, sin rendirse ante las pocas opciones de su lote. Inventor, o mago. Varita mágica sin secretos, solamente esfuerzo y fe. Sobre todo en sí mismo. Ya la faena al tercero fue merecedora de oreja si no hubiera pinchado, porque antes de huir su enemigo a la querencia pudo cuajarle buenas tandas en los medios. Después alargó en exceso el trasteo intentando recuperar la complicidad del tendido. En el sexto, su voluntad y decisión entre el tercio y las tablas, dejando la muleta en la cara, corriendo la mano y templando primero, redondo con arrimón después, le llevaron a pasear una merecida oreja sacada de la negra chistera vacía.
Un diablo.
FICHA
11ª Feria Sevilla. Lleno aparente.
3 Toros de Torrehandilla (2º, 3º y 6º)
3 Toros de Torrehebreros (1º, 4º bis y 5º)
El Cid: oreja y silencio.
Cayetano: silencio y vuelta al ruedo
Daniel Luque: saludos y oreja.
viernes, 6 de mayo de 2011
Crónica_Sevilla: Mariano Aliaga
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