SEVILLA: MANZANARES INDULTA Y CORTA CUATRO OREJAS
MARIANO ALIAGA / HIDROCÁLIDO
Puedo asegurar que después de finalizar el festejo, vi a la Giralda inclinarse en gesto de pleitesía a un torero que había derramado su arte dentro de la cercana Maestranza. Giró la vista la Torre del Oro y el Guadalquivir hizo la ola. Todo por el terremoto con epicentro en la plaza provocado por Jose María Manzanares. Fuerte sacudida en Sevilla, España y todo el mundo taurino. No hubiéramos abandonado nuestra localidad en toda la noche para seguir percibiendo el aroma de torería que en el albero quedaba, como vapor de una lluvia que afortunadamente respetó el festejo. Tarde histórica, con discutible indulto, pero histórica por ello, el primero de la historia en esta plaza a un toro, porque hace cuarenta y tres años fue perdonado un novillo de Albaserrada. Hoy, Manzanares cruzaba a hombros la Puerta del Príncipe con cuatro orejas en el esportón escuchando los gritos ¡Torero, torero! del público que llenó el tendido y permaneció allí inmóvil hasta ver al alicantino desaparecer entre la multitud que esperaba en la calle.
Gran faena a su primero de la ganadería titular Nuñez del Cuvillo, de nombre “Arrojado” con 500 kilos en la romana, justo de presencia, salvado por delante. Bravo y noble en los engaños, cumplió en el caballo, sin más, donde le midieron el castigo con un segundo puyazo de trámite. Humillando y con transmisión e incansable embistiendo. No pareció ser completo en la lidia. Sevilla tuvo que ser más severa y no atender una demanda iniciada desde el ruedo. Manzanares estuvo cumbre toreando, sobre todo en temple y elegancia siendo culpable del perdón. Buen recibo por verónicas y con la muleta enganchando delante y rematando muy atrás. Mejores los de figura recta como los monumentos que le rodeaban, parecía posar para sesión de moda mientras con mano baja mandaba al “cuvillo” incluso en las tandas que cambiaba el viaje, corrigiendo sobre la marcha. Excelentes los de compás abierto por ambos pitones cargados de riñones. Todo de verdad y muy despacio, muy sevillano, sin prisa, pero haciendo las pausas para la recuperación de su enemigo, hoy amigo colaborador del triunfo. Intercalando espaldinas y rematando con cambios de mano más el de pecho muy largos y final de faena enroscándose el toro a la cintura. Tras sus miradas al palco, el público comenzó a pedir el indulto entre la apoteosis, que finalmente fue concedido. Vuelta al ruedo con dos orejas que nadie pidió, no por falta de méritos, que sobraban, sino porque el público anduvo despistado debido a la falta de costumbre de ver el pañuelo naranja. Las grandes faenas se premian con trofeos al torero, no con indultos. Afortunadamente el presidente, atento, asomó los dos pañuelos blancos. Vuelta al ruedo con el ganadero llorando, como parte del público.
En el sexto, Manzanares volvió a recrearse con otro toro pleno de calidad. Naturales y derechazos para volver a vivir lo que con su tercero había parecido un sueño. Estocada arriba y otras dos orejas.
A Morante le devolvieron demasiado pronto el primero al caer después de ir al caballo. El sobrero, del mismo hierro, tuvo transmisión, pero a Morante le faltó temple y planteamiento en una faena acelerada que se quedó con el premio de saludos desde el tercio. En su segundo, flojo, ya cogió la franela para tras un breve tanteo tirarse a matar, recibiendo pitos.
En el que abría plaza, para Julio Aparicio, pudimos ver lo mejor con los capotes. Verónicas de inicio y quite con mucho temple al que respondió Morante con una verónica y una media que sus seguidores se llevan a casa como recuerdo.
Julio Aparició inició la faena a su primero creando esperanzas para luego caer en la desconfianza escuchando algunos pitos. En el cuarto simplemente abrevio, siendo pitado. Su lote merecía y podía más.
Siete orejas en dos tardes. Menuda fiebre.
2 comentarios:
Madre mía de mi vida, qué fotones. Cada día te superas. No tienes techo.
Ole!!!...muchas gracias!!...ayer fue inolvidable...por cierto!!... espero que me dediques tú libro!!!!...
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