HIDROCALIDO.MARIANO ALIAGA.
Evidentemente la base fundamental de la Fiesta es el toro. Cuando uno va a taquilla y compra su entrada lo hace para presenciar un espectáculo íntegro, con toros, toros de verdad, porque en la entrada y carteles está escrito "corrida de toros". Pero cuando el protagonista es manifiestamente inválido quien te la ha vendido no cumple su parte del trato faltando a su compromiso y por tanto es su responsabilidad. Hoy habría motivos más que suficientes para pasar por ventanilla y recoger el importe de una devolución justificada porque los toros de la ganadería titular de Peñajara fueron manifiestamente inválidos y por tanto imposibles para los toreros más haciendo labores de enfermeros que de artistas. Tres se devolvieron y debieron ser todos porque todos arrastraron su panza en el albero. No importa que Florito, mayoral y encargado de la selección de las corridas esté en el punto de mira de las críticas, a él le contrata la empresa y ella es la responsable absoluta. Igual que para los sobreros, indignos de esta plaza. Será por eso que ha anunciado para cuando se marchen los actuales empresarios finalizará su labor de selección.
En total nueve toros hemos visto esta tarde en más de dos horas y media de duración. El tercero bis saltaba al ruedo en el minuto ochenta desde el comienzo, cuando ya la almohadilla resulta insuficiente y la sed apreta tanto como el personal de alrededor que parecen engordar en tardes de aburrimiento. Pues imaginen como quedamos al doblar el sexto tris. Para compartir su arrastre con las mulillas.
Medalla al mérito de la paciencia para el público de hoy, que consumió más bebidas, cigarrillos y cigarros que nunca para intentar pasar el tedio y aguantando casi en su totalidad hasta el final. El casi que se marchó tendrá que ver lo mejor de la tarde en televisión diferida. Si después de estar casi dos horas y media te cuentan que lo único importante sucedió al final te debe dar tal complejo de imbecil que a partir de ahora no te mueves hasta ver los toreros marcharse. Un compañero dice que marcharse antes en una corrida de toros es como irse del cine sin ver el esperado final.
El premio a los pacientes, por paciencia, no interpreten que me refiero a enfermos, que sería relativo a los toros, fue una faena que tuvo su principal mérito en que El Payo supo sobreponerse a una tarde cuesta arriba, con un público en contra y a un animal cinqueño de 595 kilos con más presencia de buey que toro. Este de Pío Tabernero tanto se olió como estaba el ambiente que decidió volver a toriles, pero ya al salir de nuevo al ruedo al menos se mantuvo de pie en él, lo cual ya era importante. El mexicano, lo intento con el capote pero resultó imposible. En la muleta, comenzó por bajo para salirse después y iniciar con la diestra una tanda templada que el público todavía frío no agradece. Ya en la segunda, también con la derecha, el tendido comenzó a acompañar con olés los muletazos, ligados gracias a dejarsela en la cara de forma inteligente. Con la izquierda aún mejor por más lentos aunque el buey-toro es soso y todo lo tiene que poner él. Parón en mitad del pase aguantando manda una bocanada de emoción a la grada, que unido al espadazo certero provoca algunas peticiones de agradecimiento a su labor que el mexicano recoge dando una merecida vuelta al ruedo.
El de su confirmación de nombre Arabigo de la ganadería de Hermanos Torres Gallego con 540 kg. de peso, para los amantes de estadísticas, sustituia al de Peñajara devuelto por no poder tenerse. Con él sucedio la otra única fase interesante en un tercio de quites de rivalidad a la antigua en el que intervinieron El Payo por gaoneras ceñidas, Miguel Abellán con dos verónicas templadas, el mexicano por chicuelinas ajustadas, el madrileño con delantales lentísimos y El Payo por delantales para terminar. Después ambos se dieron la mano del noble rival que ha competido dignamente. En al muleta los intentos fueron inútiles, como la condición de su oponente.
Miguel Abellán fue el único que lidió los toros del hierro anunciado, para su desgracia. Aunque anduvo en torero toda la tarde no tuvo material para desarrollar su toreo. Dejó clara su disposición recibiendo a su primero con una larga cambiada ligada con verónicas de cierto mérito. En la muleta, sus intentos fueron inútiles entre las fuertes protestas desde el tendido. En el cuarto la bronca por las repetidas caidas del animal le llevaron a coger la espada de inmediato.
Serafín Marín lidió primero al segundo sobrero de María Cascón Martín, que se sostenía con esfuerzo, dejando al catalán comenzar con series de alta velocidad para luego apagarse. No se podía hacer más. Su segundo, de Peñajara, se movía menos que un carretón sin ayudante. Imposible y a matar.
Todavía resonaban los gritos de "Fuera", cuando abandonábamos la plaza. No quiero pensar lo que puede suceder en la próxima, de figuras, si continúan las caídas de los toros. Esperemos que no.
FICHA
14ª SAN ISIDRO. Lleno.
3 toros de Peñajara, inválidos absolutos, como los tres devueltos
1 toro de Torres Gallego (1ºbis)
1 toro de Jose María Cascón (2º bis)
1 toro de Pío Tabernero (6º bis)
Miguel Abellán, silencio y silencio
Serafín Marín, silencio tras aviso y silencio
El Payo, silencio tras aviso y vuelta al ruedo. Confirmó alternativa
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