MADRID, 5ª de Feria. OREJA PARA JUAN DEL ÁLAMO
Mariano Aliaga / HIDROCÁLIDO
Día de novillada, toros menores, público menor, no de edad sino de afición. Algunos le llaman acompañantes, porque acompañan a lo que una minoría inicia. Que se aplaude al animal, pues aplauden todos. Que se protesta, pues protestan. Que se ríen de un profesional de luces, pues nos reímos. Y si acompaña la copita pues además hacemos gracias a costa de cualquiera aunque tenga el peligro delante.
Si se pide la oreja pues a sacar pañuelos, pero si se protesta el intento de vuelta al ruedo posterior, pues a impedirlo. Así, lo que algún presidente intenta mantener como serio sin conceder trofeos queriendo dar importancia a una plaza , otros la convierten en circo por un día. Y bastante tenemos en los dos meses de invierno con la carpa instalada en un recinto donde durante casi ochenta años muchos se han dejado la vida, toros y toreros, sin red, sin maquillaje.
Maquillaje y atrezzo hubieran necesitado hoy los novillos de Carmen Segovia y Torres Gallego para aparentar el trapío necesario en Las Ventas. Y aquellos del verde fácil se tragaron dos y no hablemos de los acompañantes porque no se enteraron ni de por qué gritaban “miau” en el tercero, después que en el anterior Juan del Álamo, serio en el gesto pero roto de cintura, doblándola para intentar bajar la mano hasta acariciar albero, que hace pensar como es posible que otros hagan lo mismo con figura erguida. Lo consiguió en una tanda de naturales en los que además acompañó metiendo riñones al pasarse al noble novillo por la cintura. Remates con trincherillas de faena intermitente para cortar una oreja tras espadazo certero. En el quinto con media puerta grande abierta intentó quitarla el cerrojo mediante una pelea en la que soportó la embestida sin humillar y los derrotes. Se tiró a matar con decisión cobrando una estocada fulminante con revolcón incluido levantándose rabioso señalando la testuz con la mano desafiando al enemigo mortalmente herido provocando una fuerte petición no concedida, tornada en negativa de la vuelta al ruedo.
El francés Tomasito recibió al primero a portagayola como declaración de intenciones que se fueron esfumando por las dificultades de su lote y la ausencia del novillero. La primera faena deslucida por el incómodo cabeceo de su enemigo y la segunda por no acoplarse con un novillo mal lidiado que tuvo peligro.
Miguel de Pablo con solo diecisiete años no tuvo una de las mejores tardes de su corta carrera, nervioso y sin coger el sitio. Lo mejor, una formidable estocada que hizo rodar al sexto sin puntilla.
FICHA
5ª de San Isidro. Tres cuartos . 4 novillos de Carmen Segovia
2 novillos de Torres Gallego (4º y 6º) Tomasito, silencio y silencio. Juan del Álamo, oreja y saludos. Miguel de Pablo, silencio y silencio
Mariano Aliaga / HIDROCÁLIDO
Día de novillada, toros menores, público menor, no de edad sino de afición. Algunos le llaman acompañantes, porque acompañan a lo que una minoría inicia. Que se aplaude al animal, pues aplauden todos. Que se protesta, pues protestan. Que se ríen de un profesional de luces, pues nos reímos. Y si acompaña la copita pues además hacemos gracias a costa de cualquiera aunque tenga el peligro delante.
Si se pide la oreja pues a sacar pañuelos, pero si se protesta el intento de vuelta al ruedo posterior, pues a impedirlo. Así, lo que algún presidente intenta mantener como serio sin conceder trofeos queriendo dar importancia a una plaza , otros la convierten en circo por un día. Y bastante tenemos en los dos meses de invierno con la carpa instalada en un recinto donde durante casi ochenta años muchos se han dejado la vida, toros y toreros, sin red, sin maquillaje.
Maquillaje y atrezzo hubieran necesitado hoy los novillos de Carmen Segovia y Torres Gallego para aparentar el trapío necesario en Las Ventas. Y aquellos del verde fácil se tragaron dos y no hablemos de los acompañantes porque no se enteraron ni de por qué gritaban “miau” en el tercero, después que en el anterior Juan del Álamo, serio en el gesto pero roto de cintura, doblándola para intentar bajar la mano hasta acariciar albero, que hace pensar como es posible que otros hagan lo mismo con figura erguida. Lo consiguió en una tanda de naturales en los que además acompañó metiendo riñones al pasarse al noble novillo por la cintura. Remates con trincherillas de faena intermitente para cortar una oreja tras espadazo certero. En el quinto con media puerta grande abierta intentó quitarla el cerrojo mediante una pelea en la que soportó la embestida sin humillar y los derrotes. Se tiró a matar con decisión cobrando una estocada fulminante con revolcón incluido levantándose rabioso señalando la testuz con la mano desafiando al enemigo mortalmente herido provocando una fuerte petición no concedida, tornada en negativa de la vuelta al ruedo.
El francés Tomasito recibió al primero a portagayola como declaración de intenciones que se fueron esfumando por las dificultades de su lote y la ausencia del novillero. La primera faena deslucida por el incómodo cabeceo de su enemigo y la segunda por no acoplarse con un novillo mal lidiado que tuvo peligro.
Miguel de Pablo con solo diecisiete años no tuvo una de las mejores tardes de su corta carrera, nervioso y sin coger el sitio. Lo mejor, una formidable estocada que hizo rodar al sexto sin puntilla.
FICHA
5ª de San Isidro. Tres cuartos . 4 novillos de Carmen Segovia
2 novillos de Torres Gallego (4º y 6º) Tomasito, silencio y silencio. Juan del Álamo, oreja y saludos. Miguel de Pablo, silencio y silencio
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